Las características de un maltratador

Dejamos con ustedes este articulo que nos habla del perfil del maltratador. Piensa si conoces a alguna persona con estas característica, si es así, te aconsejamos  que tomes distancia.

Las características de un maltratador

Una forma muy común, y que es menos visible que el maltrato físico, es el maltrato emocional. En este artículo repasaremos las características de un maltratador psicológico.

Y es que el maltrato psicológico puede ser silencioso en ocasiones, sin embargo, es devastador para la persona que lo sufreLa baja autoestima puede ser tanto una causa como una consecuencia de que este fenómeno se manifieste, pero, además, la persona que es víctima del maltrato emocional suele sufrir problemas serios, como estrés, ansiedad, depresión e incluso adicción a sustancias psicoactivas.

Pero, ¿cómo son las personas maltratadoras? ¿Qué características presentan? A continuación puedes encontrar una lista con los rasgos o hábitos más habituales del maltratador.

1. Son intolerantes

Las personas intolerantes no respetan las opiniones, actitudes o comportamientos de los demás. Son personas llenas de prejuicios. Esto provoca que reaccionen de forma agresiva, resentida y poco educada. Suelen ser sexistas.

2. Son encantadoras al principio

Pero estas personas no se muestran intolerantes al principio, sino que son encantadoras en las fases iniciales de la relación. Saben cómo comportarse, y su verdadero “yo” puede tardar un tiempo en aparecer. A medida que la confianza con la otra persona se incrementa, entonces muestran el comportamiento destructivo.

3. Son autoritarias

Los maltratadores son autoritarios porque se caracterizan por poseer rasgos antidemocráticos e intransigentes. Son amantes del orden, pero desde un punto de vista subjetivo, es decir, en base a su criterio personal. Da igual si tienen razón o no, porque si no les obedeces montan en cólera.

4. Son psicológicamente rígidas

Estos individuos tienen un pensamiento rígido y persiguen una única verdad, la suya. No son personas que dialoguen y que busquen consenso, sino que temen ceder a las opiniones de los demás, porque consideran que solo ellos tienen razón. Todo lo que no encaje con su pensamiento está mal, y así garantizan que la única verdad existente es la suya.

5. Presentan pensamiento dicotómico

Al ser personas psicológicamente rígidas, para ellos todo está bien o está mal. No hay término medio. En otras palabras, o todo es blanco o todo es negro. Esto ocurre porque, generalmente, los maltratadores han crecido en familias que les han tratado así.

6. Son chantajistas

Este tipo de personas se comportan siempre de acuerdo con sus intereses y culpabilizan, incomodan y provocan miedo a la víctima del chantaje. Suelen hacer que la víctima se sienta culpable por cosas que ni siquiera ha hecho o cosas que ha hecho pero que no necesariamente están mal.

7. No hacen autocrítica

Como son personas psicológicamente rígidas y creen que solo hay una verdad, no saben encajar las críticas. Las víctimas de sus maltratos pagan su falta de habilidades sociales y su sensación de fracaso, convirtiéndose en su chivo expiatorio. Las personas manipuladoras no hacen autocrítica.

8. En cambio, critican

A pesar de que estas personas no hacen autocrítica, sí que critican a los demás con gran facilidad. Buscan los defectos de la otra persona y les machacan emocionalmente con su debilidad, e incluso se inventan una debilidad para hacer que la víctima se sienta mal.

9. Cambian de humor en segundos

Los cambios de humor son frecuentes en este tipo de personas, que pasan de un estado agradable al enfado o la ira en cuestión de segundos. Por tanto, pueden vivir en dos extremos, de ser encantadores pasar a ser personas horribles.

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10. Se sienten ofendidas con facilidad

Estos cambios de humor se deben muchas veces a su hipersensibilidad y a que suelen sentirse ofendidas con facilidad. Ya se ha dicho que si algo no encaja con su verdad, entonces está mal.

11. Desconectan a la víctima

El aislamiento de de la víctima de su familia y los amigos es uno de los objetivos por las que el abusador obliga a la víctima a sumisión total. Su idea es que la víctima se sienta amenazada y tenga miedo a hablar con otras personas.

12. Son crueles e insensibles

Este tipo de personas no solo maltratan psicológicamente a sus parejas, sino que suelen extender este tipo de comportamientos, por ejemplo, con sus hijos e incluso pueden infundir daño físico a mascotas. Son personas crueles e insensibles.

13. No se arrepienten

Son personas que no se arrepienten de lo que hacen, y tal como se explica en el punto anterior suelen tener este tipo de conductas con otras personas. Son personas para tener lejos.

14. Hacen falsas promesas

Aunque pueden parecer arrepentidas a veces, estos individuos tienden a realizar falsas promesas. Son expertas en pedir perdón pero, en realidad, no se arrepienten. Su voy a cambiar no tiene ningún valor, porque a la mínima actúan igual.

15. Son controladoras

Son personas que tienen la necesidad de sentirse superiores y controlar a los demás. Aunque son personas inseguras y tienen miedo a ser desenmascarados, el control se convierte en su alidado. Esta es la manera de tener todo bien atado, para que no se escape nada de sus manos.

16. No tienen control emocional

Pese a querer controlar a los demás, no tienen control emocional. De hecho, muchos son personas totalmente analfabetas a nivel emocional. Por eso se comportan de manera impulsiva, sin reflexionar sobre su vida interior.

17. No se detienen

Al no tener una gran capacidad de reflexión, son personas que no se detienen por nada, para ellos el fin justifica los medios. Son personas que incluso pueden actuar sigilosamente en lugares públicos, convirtiendo la vida de la víctima en un auténtico calvario.

18. Son seductoras

Al ser personas encantadoras al principio suelen conquistar a su víctima. De hecho, son personas que seducen con facilidad y que poseen una gran capacidad de seducción.

19. Son mentirosas

Evidentemente, las personas manipuladoras no son personas honestas. Esto les convierte en mentirosos expertos, que suelta una mentira tras otra. De hecho, raramente dicen la verdad, porque siempre están pendientes de herir a la otra persona.

20. Se hacen la víctima

Como siempre están culpando a la otra persona, suelen adoptar el rol de víctima para justificar sus acciones. Por ejemplo, pronunciando frases como “no me quieres, porque siempre estás más pendiente de tus amigas”. La acciones de daño psicológico son continuas, pero no necesariamente tienen que ser directas. Algunas vienen enmascaradas del falso victimismo.

21. Baja empatía

Las personas maltratadoras no son empáticas. ¿Qué quiere decir esto? Pues que no reconocen las emociones de los demás ni conectan con ellas. Esto permite que puedan hacer a la víctima sufrir sin tener ningún tipo de arrepentimiento.

Fuente: Psicología y Mente (https://psicologiaymente.net/forense/perfil-maltratador-psicologico-rasgos#!) revisado el 13-03-17.

TALLERES LIBRE TE QUIERO, EN LA COMPLUTENSE

TALLERES “LIBRE TE QUIERO”

Acción para el Desarrollo y la Igualdad, con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid, ha impartido los días 22,23 y 24 de febrero, en la Facultad de Trabajo Social, los “Talleres Libre te Quiero”. Estos talleres tienen como objetivo informar y sensibilizar a la gente joven, para prevenir la violencia de género en sus relaciones.

La participación y los aportes de los/las participantes fueron muy provechosos y esperamos poder tener más espacios de dialogo como estos en el futuro.

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796 mujeres asesinadas por violencia de género desde que existe una ley para protegerlas

Compartimos un estudio realizado por el Confidencial sobre las víctimas de la violencia de genero.  La información es muy reveladora, vale la pena tenerla revisarla.

796 mujeres asesinadas por VIOLENCIA DE GÉNERO desde que existe una ley para protegerlas

Desde el año 2004, la legislación española protege a las mujeres que sufren a mano de sus parejas, exparejas o maridos. La importancia de contar, documentar y recordar los feminicidios nos lleva a documentar todas las víctimas de violencia machista en una base de datos única.

ÚLTIMO CASO EN ESPAÑA

NINGUNA MUJER DIRIGE UN ORGANISMO PÚBLICO DE INVESTIGACIÓN EN ESPAÑA

Esta noticia nos muestra las grandes brechas  que  siguen existiendo en  materia de igualdad de género.

Ninguna mujer dirige un organismo público de investigación en España

En las universidades públicas españolas solo había una rectora y el 79% de los catedráticos eran hombres, según el informe ‘Científicas en Cifras 2015’
DANIEL MEDIAVILLA
El presidente del CSIC (el mayor organismo público de investigación español) Emilio Lora Tamayo, tercero por la derecha, con expresidentes
El presidente del CSIC (el mayor organismo público de investigación español) Emilio Lora Tamayo, tercero por la derecha, con expresidentes CSIC

Los puestos de la máxima responsabilidad en las instituciones científicas españolas siguen ocupados casi totalmente por hombres. Ese es uno de los datos que recoge el informe Científicas en Cifras 2015 presentado hoy en Madrid por la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela. Los siete Organismos Públicos de Investigación (OPI), entre los que se encuentran el CSIC (el mayor organismo de investigación español) o el Instituto de Salud Carlos III (encargado de gestionar la investigación estatal en salud), están liderados por hombres. En las universidades públicas, todas menos una, la Universidad de Granada, con Pilar Aranda, estaban presididas por rectores cuando se elaboró el informe (ahora son tres). El porcentaje mejora en el caso de las privadas donde 15 de las 21 instituciones que enviaron información tienen una mujer a la cabeza. En la proporción de catedráticos, también la privada es más igualitaria, con un 43% de puestos femeninos frente al 21% de la pública. Esta última cifra se encuentra en la media europea.

Entre los datos del informe que muestran un avance de la igualdad, Vela ha destacado que el número de mujeres que obtienen el doctorado en España, el primer paso para iniciar una carrera académica, se iguala al de los hombres. Para casi todas las disciplinas, el porcentaje por sexos ronda el 50%. El porcentaje de mujeres que trabajan en el ámbito científico sigue estable en el 39%

En cifras más generales, el porcentaje de investigadoras se mantiene más o menos estable desde 2009 con un 39% del total, por encima del 33% de la media europea. Carmen Vela considera que este estancamiento se puede deber “a que las circunstancias de los últimos años no han sido ideales” en lo que se refiere a contratación. Durante varios años, la tasa de reposición de los funcionarios que se dedican a la ciencia se congeló y, según Vela, “para que haya más mujeres es necesario que haya un mayor número de plazas”. La presencia femenina, que supera el 40% en universidades y centros públicos de investigación, es inferior en el sector industrial, donde se queda en el 31%.

La secretaria de Estado ha hecho hincapié en la necesidad de prestar atención a la composición de los comités que seleccionan al personal o conceden las ayudas, para evitar sesgos sexistas. Para medir el funcionamiento actual del sistema, en el informe se ha estudiado la tasa de éxito de hombres y mujeres en las convocatorias para contratar personal y en la concesión de ayudas a proyectos de I+D. En el primer apartado, el 52% de las solicitudes las presentaron mujeres, que consiguieron el 51% de las concesiones. En proyectos, ellas presentaron el 42% de las solicitudes y recibieron el 40% de las concesiones. En ambos casos, la tasa de éxito masculina era ligeramente superior a la femenina.

Fuente:  Daniel Mediavilla. El País (http://elpais.com/elpais/2017/02/07/ciencia/1486484589_183321.html?id_externo_rsoc=FB_CM) revisado 07-02-17.

Un cambio de año marcado por asesinatos machistas

Madrid, 05 ene. 17. AmecoPress. 2016 se despedía con el asesinato de una mujer en Telde -Gran Canaria-. 2017 amanecía con otra víctima mortal de la violencia de género, esta vez en el municipio madrileño de Rivas. Una violencia que no para y que ha acabado con la vida de 44 mujeres en el año que acabamos de dejar –a falta de confirmar siete casos que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad mantiene en investigación-.

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2016 cierra con el número más bajo de asesinatos desde 2003, cuando se empezaron a contabilizar oficialmente. De las 44 confirmadas, 16 habían interpuesto denuncia contra su agresor –ellas mismas casi siempre y a veces, otras personas– y aún así acabaron siendo asesinadas. Esto supone un porcentaje del 36,4%, es decir, casi cuatro de cada diez asesinadas por violencia machista este 2016 había acudido al juzgado o a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado pidiendo ayuda.
Porque se les pide eso: que denuncien. Que rompan el silencio, que planten cara a la violencia. Que venzan su miedo. Y aunque denunciar es adecuado y exista una legislación y unas medidas que las amparan, es fundamental reconocer que en el sistema están fallando algunos elementos que impiden dar una respuesta válida. Y lo único válido es proteger la vida de las mujeres.

Es absurdo felicitarse, como ha
hecho la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Concepción Dancausa, quien aseguró que la reducción en el número de mujeres asesinadas en 2016 “llama a la esperanza y suponen un cambio de tendencia”. Al contrario, es necesario exigirse más para ayudar a las mujeres y también, recordar que la violencia hunde sus raíces en la desigualdad, cuyos indicadores son más que evidentes en nuestra sociedad.

“Estos datos ponen en evidencia que los sistemas de seguridad y protección del Estado no están funcionando correctamente”, advierte la socialista Ángeles Álvarez. El problema que se presenta es que “aunque las mujeres estén denunciando, los sistemas de protección pueden no activarse eficazmente”, comenta.

Según afirman estudios del Observatorio de la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se han identificado “diversos factores y circunstancias, como excesivo plazo de señalamiento en los juicios, reanudación de la convivencia entre el agresor y la denunciante, acogimiento al derecho a no declarar, falta de coordinación entre diferentes cuerpos de seguridad, dilación en la entrada de partes de lesiones en el juzgado, poca utilización de los dispositivos electrónicos de seguimiento de las órdenes de protección o falta de valoración eficaz del riesgo de la víctima”.

La presidenta de este organismo, Ángeles Carmona, ha declarado en varias ocasiones que es importante que “las circunstancias y datos de cada caso se compartan en tiempo real entre todas las instituciones que atienden a la víctima: los órganos judiciales, los cuerpos de seguridad, los centros sanitarios y los de asistencia social”. De esta forma, se podrá “valorar más eficazmente el riesgo y hacer la actuación lo más inmediata posible con el fin de evitar delitos tan graves”.

“Partimos de una evidencia y es que en toda la sociedad, en todos los estamentos, falta formación y sensibilidad en cuanto a este problema que es genérico y en el que queda mucho que hacer, desde la misma educación, que es la vacuna de prevención frente a la violencia de género”, explica la magistrada Gloria Poyatos. “El poder judicial no se excluye de esa falta de sensibilidad, falta de conocimiento y de formación en la materia”.

Poyatos aclara que en este país, tenemos un colectivo de jueces y juezas de gran responsabilidad, pero que “estos grandes profesionales hacen su labor con los medios que se les da, por parte del Gobierno, que en la mayoría de las ocasiones no son los adecuados”, y reitera: “si los jueces y las juezas no disponen de formación y de medios adecuados, se pueden cometer errores”.

El mismo Comité de la Cedaw insta al Estado español a promover una mayor formación, pero no solo a los jueces y juezas, sino a las fuerzas de seguridad, profesionales de la psicología, a todo el personal que está en derredor de la víctima de violencia de género. “Los jueces somos un engranaje más del sistema de protección de las víctimas, sin ánimo de excluir la responsabilidad que podamos tener. Nosotros y nosotras no decidimos unilateralmente, sino que tomamos decisiones apoyadas en expertos que conocen determinadas materias (informes de psicólogos, trabajadores sociales, médicos, etc.), nosotros no somos técnicos, en todo caso técnicos jurídicos, pero no sabemos de todo”, dice Gloria Poyatos.

Prejuicios y falta de medios

De las 16 mujeres que habían denunciado este año cinco renunciaron a continuar con el proceso. En muchos casos abandonan porque se sienten solas y cuestionadas en un proceso complejo y hostil. «Los jueces no estamos exentos de los prejuicios machistas», advierte Poyatos.

También Safira Cantos, de Amnistía Internacional, asegura que “la respuesta judicial sigue siendo muy deficitaria”. Un aspecto es que no se está garantizando la asistencia letrada especializada desde el momento de interposición de la denuncia. Lo cual, además de dejar a las mujeres en situación de desprotección, porque no conocen sus derechos, ni las herramientas que hay, ni los pasos a seguir, tiene además consecuencias en relación a la impunidad. Por un lado, que no se preparen los medios probatorios necesarios para acreditar los episodios de violencia que las mujeres están denunciando, lo cual agrava la situación de riesgo de esa mujer y golpea su confianza.

Otro punto es que las mujeres dan el paso de denunciar cuando se produce un episodio de violencia grave, pero normalmente esto llega después de una trayectoria de violencia habitual que, al no investigarse, no se contempla. Existen de 7 a 10 años de media de maltrato habitual antes de interponer la denuncia, pero solo una minoría de denuncias contempla el maltrato habitual que se ha ejercido previamente.

Otro punto a revisar es la adecuada valoración del riesgo. Que haya disponibilidad de unidades de valoración del riesgo y que los recursos de protección estén disponibles también. En ese sentido los recortes han influido de un modo muy desfavorable en la aplicación de la ley. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no se han constituido las unidades de riesgo y existen retrasos muy importantes en los juzgados y tribunales.

La denuncia no es la salida. Aunque es importante que las mujeres conozcan y hagan uso de los servicios públicos de atención y acogida a las víctimas de violencia de género, estos recursos no son el medio para la erradicación de la violencia contra las mujeres. La violencia de género no es un fenómeno natural, no es una “lacra social”, ni un “pandemia” inevitable. Es consecuencia del machismo y del sistema patriarcal en el que vivimos.

Foto: AmecoPress

 

 

El beso de Judas

En estos días hemos visto con indignación como un empresario intentaba dar un beso a la fuerza  a una diputada; esto no un acto casual, nos dice  Miguel Lorente en este  articulo que ahora compartimos.

EL BESO DE JUDAS

El machismo no es sólo un posicionamiento individual, ante todo es conducta y una actitud frente a los demás, especialmente ante aquellos que deben apreciar los elementos que definen esas ideas, comportamientos y actitudes para que el hombre en cuestión sea reconocido como parte de su grupo de iguales, y ocupe una posición más o menos alta según el resultado de sus conductas.

En el machismo no hay ideólogos y actores, todos defienden las ideas con sus acciones, y todas las acciones refuerzan su sistema de valores. Es lo que ha hecho el vocal de la Cámara de Comercio de Sevilla, Manuel Muñoz Medina, al llevar acabo la agresión sobre la diputada de Podemos Teresa Rodríguez.

 Del mismo modo que no se deja de ser machista sólo con decirlo, tampoco es suficiente serlo para ser reconocido como tal por el resto, pues todos comparten esa condición. Ser machista exige demostrar que se es más que los demás y conlleva renovar esa posición periódicamente para evitar caer en la duda o que otro supere el status ocupado. Por eso su terreno de juego es el ámbito público y entre sus rasgos se encuentra la competitividad, el refuerzo personal sobre el ataque a otras personas, la ostentación, la amenaza… todo gira sobre lo que ocurre y sobre lo que puede suceder.

El machismo es realidad y amenaza, no es sólo silencio y la asunción de la desigualdad y sus dictados, es la demostración en cada una de las palabras que llevan al sometimiento de las mujeres y de todo aquel que sea considerado inferior en su estructura jerarquizada de poder; y son todas las conductas que se llevan a cabo en su nombre, desde la violencia al desprecio.

Lo ocurrido con el vocal de la Cámara de Comercio de Sevilla es un claro ejemplo de la necesidad de demostrar ese poder sobre las mujeres y de ser reconocido por ello. Es la típica conducta que nace del conocido «a que no hay cojones» que gusta repetir a muchos hombres, y que tanto compromiso conlleva entre ellos una vez que, como si fuera un sortilegio contra todo, es pronunciado en voz alta. Tras pronunciar la famosa frase, de manera inmediata surge un doble reto: el de realizar la propuesta que la acompaña, y el de hacerlo antes y por encima de aquellos otros hombres que forman parte de la iniciativa, puesto que la consecución del reto supone también un doble reconocimiento: por un lado el de la hazaña en sí misma, y por otro, el de quedar en una posición superior al resto de los hombres testigos de la conductas y participantes del desafío.

La estrategia del empresario Manuel Muñoz Medina fue clara, pero su desarrollo requirió con toda seguridad de la participación de todo el grupo. Una participación que probablemente surgió  tras un «pacto de caballeros» para propiciar las circunstancias en la que alguno de ellos diera el paso definitivo para el «asalto del beso». Y es que tuvo que haber una complicidad para que se insistiera tanto en que Teresa Rodríguez recorriera la Cámara de Comercio a pesar de su insistencia en abandonarla, y para que en mitad de su recorrido los empresarios presentes en el momento de la agresión localizaran con facilidad en qué lugar de la ruta se encontraba el presidente anfitrión con la diputada.

Una vez localizada, la conducta de Manuel Muñoz Medina no fue darle un beso, podría haberlo hecho si esa hubiera sido la motivación, lo único que se lo impidió fue la mano que él mismo colocó entre sus labios y los de Teresa Rodríguez, algo extraño si lo que pretendía era besarla. Pero no era ese su objetivo, sino demostrar su hombría y lo macho que es a través de la conducta y de la humillación que suponía esa agresión dirigida contra Teresa Rodríguez, la cual probablemente había comenzado momentos antes con su «a que no hay cojones».

Teresa Rodríguez agradece la solidaridad tras denunciar una agresión machista

Y del mismo modo que no quiso darle un beso, tampoco habría llevado esa conducta contra una diputada del PP, a quien él probablemente considere «una señora». Pero una diputada de Podemos es diferente. Está en esas categorías que los machistas creen que las hacen merecedoras de lo que los hombres deciden hacer, como la crítica del fiscal jefe de Castilla-León a Nevenka Fernández cuando denunció al alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez, por acoso sexual, que en pleno juicio le  dijo, «¡usted no es la empleada de Hipercor que le tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos!».

«Empleada de Hipercor, alumna de clase, diputada de Podemos»… todo forma parte de esa estructura jerarquizada que levanta el machismo y en la que las mujeres ocupan diferentes posiciones según su condición, pero siempre por debajo de los hombres que se encuentran en cada uno de esos contextos.

La cobardía del machismo necesita de las razones que él mismo da para que sus decisiones queden bajo la responsabilidad del alcohol, de las drogas o de los trastornos psicológicos y así presentar a los hombres como «irresponsables» o «víctimas de campañas por cosas sin importancia». Pero no es esa la realidad. En el caso de Manuel Muñoz Medina, su conducta muestra cómo tuvo control en todo momento para desarrollar una conducta concreta, colocar la mano entre las dos bocas y argumentar después lo ocurrido como si no supiera lo que había realizado, pero sí explicarlo perfectamente con el argumento del alcohol.

Todo forma parte de ese machismo que sólo retrocede cuando alguien se enfrenta él, pero nunca para cuestionar las circunstancias que dan lugar a las conductas, tan sólo para que no haya consecuencias sobre los autores. Quizás en el caso de la Cámara de Comercio sevillana no era la primera vez que estos hombres jugaban al «beso en la boca» y lo único nuevo ha sido la respuesta de Teresa Rodríguez.

Son besos de Judas, la señal para que otros hombres vean lo que son capaces de hacer y la traición de la confianza depositada en ellos. Son los besos de los hombres de reconocido prestigio que se presentan como modelo de una sociedad basada en el machismo, la desigualdad y la violencia contra las mujeres bajo la normalidad y las justificaciones. No debemos permitirlo, a lo único que representan es al pasado y al machismo actual.

Un abrazo solidario para Teresa Rodríguez.

Fuente: Miguel Lorente, Eldiario.es (http://www.eldiario.es/andalucia/desdeelsur/beso-Judas_6_595350464.html) revisado el 28-12-16

LOS JUZGADOS RECIBEN 426 DENUNCIAS POR VIOLENCIA DE GENERO CADA DIA

Compartimos esta noticia. Se trata de estadísticas que hablan del incremento de la violencia de género y  del retiro de las denuncias.

Los juzgados reciben 426 denuncias por violencia de género cada día

Los juzgados españoles recibieron en el tercer trimestre del año —entre junio y septiembre— un total de 38.402 denuncias por violencia de género correspondientes a 36.079 mujeres. Esa cifra supone algo más de 426 denuncias diarias, según los datos del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. El número de denuncias registradas en las diferentes sedes judiciales españolas ha experimentado un aumento notable —casi un 14%— respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se interpusieron 33.705 denuncias, según la misma fuente.

 

Los juzgados reciben 426 denuncias por violencia de género cada día
 

El 69,2% de las denunciantes era de nacionalidad española y el 30,8% eran extranjeras. En cuanto a la tasa de mujeres víctimas de violencia de género por cada 10.000 mujeres, destacan por encima de la media nacional, que es de 15,2, las Comunidades de Baleares, con una ratio de 29,6 y Canarias, con 23,1, mientras que la ratio más baja se da en La Rioja, con 7.

Algo más de un 68% de las denuncias presentadas lo fueron por la propia víctima, directamente en el juzgado o a través de atestados policiales. Las denuncias por intervención directa de la policía se sitúan en el 17% de los casos. El número de denuncias presentadas por familiares de la víctima representaron un 1,31% del total. Los partes de lesiones recibidos directamente en el juzgado representaron más del 10,5% de las denuncias.

Un dato que suele preocupar a los expertos en la lucha contra la violencia de género es la retirada de las denuncias. En el tercer trimestre de este año, en 4.810 casos la víctima de violencia de género se ha acogido a la dispensa de la obligación legal de declarar, lo que supone un porcentaje, similar al del mismo trimestre del año anterior, de un 13,3% en relación con el total de mujeres víctimas de violencia de género.

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Fuente: Fernando J. Pérez. El País (http://politica.elpais.com/politica/2016/12/19/actualidad/1482137588_888968.html?id_externo_rsoc=FB_CC) revisado el 22-12-2016.