¿Has oído hablar alguna vez de los “Micromachismos”? ¿Sabes a qué nos referimos? Son comportamientos machistas que pasan desapercibidos por considerarse normales en la sociedad. Actitudes de dominación masculina cotidianas e imperceptibles de las que, normalmente, no somos conscientes porque a simple vista no se perciben, pero cuyo objetivo es que el hombre esté por encima de la mujer.

Estos son algunos de los más comunes:

1.- El acoso callejero.

Este tipo de actitudes camufladas con el calificativo de “piropos” se perpetúa en nuestros días al amparo del derecho a la libre expresión de los hombres o por que es una cuestión “cultural”, ligada a determinadas sociedades y un halago inocente. También se excusa bajo la idea de que, en el fondo, las mujeres se sienten complacidas cuando un desconocido les piropea por la calle.  

Sin embargo, un piropo es algo agradable que se dice a la cara a una persona conocida con respeto y con la intención de animar, agradar o mostrarle afecto. Silbar y/o gritar por la calle a una mujer desconocida algo relacionado con su aspecto, su cuerpo y su ropa es acoso verbal.

2.- Beber alcohol

Si una pareja sale a tomar algo y la chica se pide una cerveza y el chico un tinto o una bebida sin alcohol, lo más probable es que el camarero decida que todo lo que no sea cerveza, es lo que ha pedido la chica y se lo sirva a ella.

3.-Cambiar los pañales

La pareja ha decidido salir a un centro comercial, y cuando llegan su bebé necesita un cambio de pañales. Buscan los baños y cuando los encuentran se dan cuenta que la imagen del cambiador es el bebé con la madre: el padre no puede entrar. ¿Qué ocurre, solo pueden cambiar pañales las madres?

Esta es una realidad del día a día, y muchos centros comerciales están cambiando sus iconos, poniendo un biberón -símbolo de lactancia-, y un hombre y una mujer dando la mano a un niño, como símbolo de que cualquiera de los dos puede entrar.

4.- “Mujer tenías que ser”

Todos hemos dicho esta frase alguna vez, independientemente de nuestro género. Es una coletilla que se usa mucho, y en la mayoría de los casos mal. La carretera es el escenario de este ataque gratuito en el que se aprovecha que delante hay una mujer.

Otro caso muy común es la frase “mujer al volante, peligro al instante”. Las estadísticas de tráfico lo rebaten: las mujeres son las que menos accidente tienen en coche y las más prudentes a la hora de conducir.

5.- Asientos reservados

En el metro hay muchos carteles y uno que no llama la atención, por considerarlo normal, es el de asiento reservado. En él vemos a cuatro o cinco personas: alguien con muletas, alguien con bastón, una embarazada, alguien en silla de ruedas y una mujer con su hijo en brazos. ¿Solo las mujeres llevan a su hijo en brazos?, ¿No hay padres que lleven a sus hijos? Iconos absurdos, pero que se han normalizado de tal modo que ya no escandalizan a nadie.

6.- Anuncios sexistas

Todo el mundo ve la televisión y entre serie y serie o programa y programa, los anuncios son los protagonistas. Ya no llama la atención el hecho de que los anuncios de limpieza lo protagonicen, en su mayoría, mujeres. Hay otro caso opuesto en la publicidad: ¿Quiénes son los conductores de automóviles? Es muy raro que en un anuncio de coches sea una mujer la que lo lleve. El papel que se les ha dejado es el de acompañante en el asiento del copiloto.

7.- Pedir la cuenta

Cuando una pareja va a un restaurante a cenar y uno de los dos pide la cuenta, aunque quién haya llamado al camarero sea la mujer, la cuenta se la trae al hombre.

8.- Juguetes infantiles

Los micro machismos tocan todos los rangos de edad. Desde siempre se ha adjudicado el color rosa a las niñas y el azul a los niños, así como que los coches, las armas y los muñecos guerreros son para ellos y las muñecas, hadas, princesas y cocinitas son para ellas. No tienes más que entrar en la sección de juguetería de cualquier gran almacén para darte cuenta de como los juguetes y la publicidad sexista promueven desde la infancia los roles que cada género debe de representar en la sociedad. 

9.- “¿Me ayudas?”

Es una frase muy común en la vida en pareja. La chica está en la cocina y llega la pregunta: “¿Me ayudas?”. Una cuestión del todo innecesaria porque nadie debe ayudar a nadie, Ninguna tarea es únicamente de uno de ellos. El hecho de hacer esa pregunta normaliza el acto de que las mujeres tienen la cocina como su ‘hábitat natural’.

Por suerte algunos de ellos están cambiando. Las mujeres ya no son las que viven por y para la cocina, ya que, sobre todo en las parejas jóvenes, el hombre entiende que las tareas domésticas es algo de los dos; o algunos centros comerciales han empezado a cambiar los iconos de los baños para ser más igualitarios.

Lo peor de los micromachismos no es que existan, sino que no llamen la atención por considerarse normales. Como dice una de las cuentas de Twitter creada para exponer los micro machismos que se hayan vivido, “una vez se te cae la venda de los ojos, sabes que están por todas partes”.

Fuentes y video: http://www.eldiario.es/micromachismos/