CÓMO IDENTIFICAR A UN DEPREDADOR EMOCIONAL

Cómo identificar a un depredador emocional

Al igual que los animales, los depredadores humanos van a por las personas más apetitosas. Sus objetivos son aquellas personas que tienen las características que envidian: la amabilidad, el carisma o fuerza de voluntad. Personas felices que han tenido la desgracia de cruzarse en su camino.

Habitualmente consiguen cobijo en este tipo de personas, se arriman a un buen árbol no para resguardarse sino para alimentarse de él hasta que muere y pierde su esencia. Cuando deja de parecer hermoso, buscan otro, sin pena ni dolor por la belleza que han estropeado.

El depredador emocional consume la energía de aquellas personas de las que buscan alimentarse. Sin embargo, el sentimiento de culpa puede no ser del todo ajeno a ellos y esto es, quizás, lo más peligroso ya que de vez en cuando tienen algún gesto sincero de bondad intentando reparar la infelicidad que siembran. Sin embargo, esto no hace más que hacer dificultosa su identificación.

Este abuso emocional se da especialmente en entornos cercanos: pareja, familiares, amigos, etc. Son las personas que el depredador conoce mejor y que por lo tanto puede manipular más fácilmente: se aprovecha de la confianza inherente a los lazos que le unen a estas personas para dejarlas sin aliento emocional.

La crítica feroz y en los lugares en los que más daño hace, intentar que se conviertan en personas dependientes para luego retirarles su apoyo, no valorar lo positivo que realizan, recordarles constantemente los errores que han cometido en el pasado y utilizar el chantaje emocional son algunas de las herramientas que saben manejar a la perfección y que no les causan ningún remordimiento de conciencia.

Para conseguir su propósito necesitan dos condiciones: cercanía y tiempo. Cercanía para establecer lazos que tengan la consistencia suficiente como para poder hacer fuerza sobre ellos y guiar al otro en la dirección que les interesa y tiempo para que la empatía de la otra persona actúe a su favor.

Hay vampiros de todas las edades y de todos los sexos. Los depredadores son personas normales, nunca son líderes y evitan llamar la atención en entornos sociales que no controlan. Por el contrario, en entornos que sí controlan utilizan todo su poder y astucia para satisfacer su necesidad de acción manipuladora.

Los hay peligrosos y muy peligrosos, cuanto más cercanos y más enmascarados o encubiertos más aumenta su daño potencial. Se sienten profundamente inferiores, utilizan un mecanismo compensatorio que habitualmente se basa en la grandilocuencia y la soberbia (arrogancia).

A la víctima la manejan, la humillan y la ningunean de manera sutil y sin que el entorno común lo entienda como tal. Siempre son capaces de crear una versión de los acontecimientos en la que aparecen como buenos o víctimas y nunca como causantes de mal.

Son los que sufren las consecuencias de que la otra persona sea una inútil, de que se equivoque constantemente y son los mártires que están siempre ahí para corregir los errores de los demás. Se encargan de argumentar sólidamente esta versión y de gritarla a los cuatro vientos, de manera que los demás se conviertan en propagadores de sus virtudes.

En una disputa solamente ceden cuando entienden que de esa concesión van a poder sacar un beneficio mayor. Se lo guardan para decir en un futuro “te acuerdas cuando….ahora te toca a ti” y lo que te toca a ti suele ser una concesión mucho más grande que la anterior.

Además, nunca provocan una confrontación directa y cuando hay algo que les molesta lo guardan para echarlo en cara y utilizarlo en la ocasión apropiada, normalmente para conseguir algo o para que la otra persona le perdone un error aún mayor.

Este tipo de personas muchas veces tienen tan integrado su comportamiento que no se dan cuenta de que lo llevan a cabo y han puesto en práctica sus estrategias tantas veces que las tienen prácticamente automatizadas. Además, este tipo de personas nunca son felices y arrastran su propio sufrimiento, son muy racionales y muy pocas veces sienten de verdad.

Cuidado con estos grandes actores, porque a diferencia de los del teatro o las películas, son capaces de causar heridas muy profundas. De tu habilidad para identificarlos va a depender el que no te atrapen ni atrapen a ninguna de las personas a las que quieres.

Raquel Aldana, La Mente es Maravillosa (https://lamenteesmaravillosa.com/como-identificar-al-depredador-emocional/)revisado el 29/06/2017.

«Dije no. Pero él no paró»

Historias que se repiten. Mujeres que denuncian violaciones sexuales y no son ni creídas ni escuchadas; por ello,  nos parece importante el testimonio de Ana y la campaña que se viene impulsando: Yotecreo. No hay que cesar en la lucha  por la justicia.

“Dije no. Pero él no paró”

De Ana, que se esconde en el anonimato, abusó la persona en la que ella más confiaba y, cuando se atrevió a denunciar, la justicia no le creyó. Creó un cómic para contar su historia
Parte del cómic de la campaña.

 

Si te roban el bolso, y vas a denunciar,  basta con decir que tus cosas han desaparecido, que no sabes más, que te despistaste un momento y se lo habían llevado. Si lo que vas a denunciar es una agresión sexual, o un abuso, la cosa cambia. Ahí media no solo la denuncia, sino un reconocimiento ginecológico de urgencias y forense en el hospital. Obviamente. El robo de un bolso y una violación no tiene nada que ver; el hecho de compararlos es la normalidad con la que se asume que a una mujer le hayan podido robar la cartera, frente a la desconfianza que, todavía, a veces existe cuando se abre la puerta de una comisaría para contar una violación. La cuestión es, ¿qué creemos y qué no?, ¿por qué nos es fácil creer ciertas cosas?, ¿por qué seguimos desconfiando de otras?

Esto lo contó, en nombre de Ana (una mujer real que llegó a España como refugiada) la Asociación de Mujeres de Guatemala. Lo hicieron bajo una campaña denominada #YoTeCreo, en su nombre y en el de todas las víctimas sexuales, y como parte de la batalla contra la falta de credibilidad. Su objetivo: concienciar sobre la injusticia y la revictimización a la que se ven sometidas las mujeres agredidas y sobre cuya palabra recae constantemente la sospecha. También se hace con la intención de contribuir a combatir los estereotipos sobre el consentimiento y sus límites en las relaciones sexuales —lamentablemente para la prensa e instituciones pesa el “mito” de las denuncias falsas—.

Ana cuenta que dijo no, siempre dijo no, con palabras, con lágrimas, con forcejeos. Él nunca paró. Y aunque no recuerda cuándo exactamente, sus fuerzas para seguir negándose se agotaron: «Mi ánimo se quebró y mi voz se ahogó. Para él fue una victoria y ya no hubo límites. En la que fue mi primera experiencia sexual, Siddhartha M. me violó. Me obligó a llamarle “amo” y a repetir que yo era “su puta”. No cumplir sus órdenes conllevaba un castigo». La obligó a ver porno para aprender a hacerle felaciones: «Después decidió acabar en alguno de mis agujeros, lo que resultó en una penetración por vía anal. Ató un cinturón alrededor de mi cuello, me hizo andar a cuatro patas, desnuda, y mirarme al espejo para reconocerme como su perra». Después la amenazó, y la atemorizó, diciéndole que si lo contaba, todo el mundo pensaría que era «una puta».

Uno de los dibujos del cómic de Ana.ampliar foto
Uno de los dibujos del cómic de Ana.

Al final, Ana optó por creer en la justicia. «Me equivoqué. El proceso fue devastador. Pasé por varios abogados y psicólogos que ni comprendieron ni creyeron mi historia, como tampoco la creyó la jueza del caso. Me acribillaron a preguntas que no buscaban esclarecer los hechos, sino convencerme de que era yo la culpable». En su caso, la denuncia fue desestimada. Se alegó que es muy raro que una víctima de violación tenga estudios universitarios o acuda a manifestaciones contra la violencia machista.

“Como sociedad no se cree en ellas: vale más cualquier otra prueba que su testimonio», apunta Mercedes Hernández, presidenta de la Asociación que lanzó la campaña. Señalan, en nombre de todas, que “creer o no a las mujeres puede marcar el camino a la resiliencia”.

Fuente: Lula Gómez. EL PAIS (http://elpais.com/elpais/2016/12/15/mujeres/1481821863_538656.html) revisado el 12-06-17.

ENAMÓRATE DE TU CUERPO: 9 CAÑERAS ILUSTRADORAS FEMINISTAS QUE DEBES CONOCER

Enamórate de tu cuerpo: 9 cañeras ilustradoras feministas que debes conocer

ENARMORARSE DE UNA MISMO

Que guay este artículo de las amigas del Proyecto Kahlo. Os lo dejamos.

Enamorarse de una mismo

“Sí, me quiero” es el acuerdo que firma Ilazki consigo misma para comenzar a quererse más y autoexigirse menos.

enamorarse-de-si-misme1He tenido amores platónicos, reales; me he enamorado de países, lugares y momentos inolvidables; he sido tía hace poco más de un mes y mi sobrino me tiene enamorada. Pero… ¿cuándo me enamoraré de mí? ¿Cuándo entenderé que en la imperfección está lo humano y que deje de aspirar a ser perfecta?

He oído mil y una veces “tranquila, mujer, que no pasa nada por eso; errar es de humanas”, “es que eres tú la que se exige hacerlo todo, yo también puedo hacer las cosas, pero si tú las haces antes…”, “si vales un montón, relájate, que todo sale”. Se dice fácil todo eso y más. Y sí, sé que es verdad, que no pasa nada por no hacerlo bien, por fallar, por no llegar puntual siempre… Pero, cuando desde pequeña recibes mensajes que te dicen “las chicas son educaditas, estudiosas, finas, etc.” en televisión, en las revistas, en el día a día. Cuando aprendes tantas cosas porque son “lo normal”, es difícil desaprender todo eso y volver a empezar. Olvidarte de la socialización diferenciada y aprender a ser tú. No es fácil, pero nada (o casi nada) es imposible.

El día que pueda decir: “Sí, me quiero”, seré más libre, más yo. Durante mis 30 primaveras, me hicieron pensar que no estaba tan delgada como dicta la norma, y adelgacé; que no era lo fina que se esperaba de mí siendo mujer, e intenté serlo, pero no conseguí ser lo fina que dictan las normas; que reía demasiado fuerte, como los hombres, y en un momento de mi vida quise reír más suave (ya sabes, por eso de no llamar la atención; que eso también “es cosa de hombres” según nos dicen), hasta que entendí que reírse es uno de los grandes placeres de la vida y que me iba a reír como me saliera en gana. Sí, hay cosas en las que no he dado mi brazo a torcer y he seguido siendo yo misma, como me salía; pero hay muchas cosas que tengo tan interiorizadas que me cuesta dejarlas de lado y aprender otros modos de entenderme. La autoexigencia es lo que me da tanta lata y en todas las áreas de mi vida. Porque sí, sé que no puedo hacerlo todo bien en todos los aspectos de mi vida, pero lo intento una y otra vez. Y cuando me sale algo mal, o hiero a alguien sin querer, me castigo de manera excesiva.

Pero, ha llegado el momento de enamorarme de mí misma, de decir “sí, me quiero”. De firmar un acuerdo conmigo misma en el que diga:

  • Me querré imperfecta. Enamorarse de une misme es maravilloso.
  • Aprenderé a no estar siempre en constante actividad, aquella que el patriarcado nos ha hecho querer hasta en nuestros momentos de descanso.
  • Mi cuerpo es increíble tal y como es.
  • Estar para mí misma tanto como estoy para los demás, no es egoísta; simplemente eso es quererme a mí como me merecezco.
  • Al igual que es necesario tener tiempo para cuidar las relaciones con mi pareja, familia, amigues, tomaré tiempo para la relación que tengo conmigo misme.
  • Haré deporte.
  • Alimentaré mi mente: tomaré el tiempo que necesite para seguir leyendo esa biblioteca feminista tan chula que estoy haciendo en mi habitación 😉
  • Cuidaré mi alimentación: comer bien supone tiempo (comprar comida de calidad, prepararla…) y es necesario tomarlo para estar bien. Somos lo que comemos.
  • Lucharé por mis sueños personales y profesionales.

Sí, lo sé, son muchas cosas. Pero, ya que la teoría me la sé desde hace tiempo, es hora de empezar a poner en práctica estos puntos. Poquito a poco, ahora tampoco es plan de autoexigirme cambiar de un día a otro. No, ya vale con eso. Con tiempo, pasito a paso, interiorizando los valores positivos que me aportan paz y libertad a mí misma. Cada une tiene sus puntos flacos y sus puntos fuertes; lo que a mí me supone un mundo, seguramente a ti no y al revés. Querida Frida, te invito a escribir tu propio acuerdo e ir enamorándote de ti misma.

Fuente: proyecto Kahlo (http://www.proyecto-kahlo.com/2017/05/enamorarse-de-une-misme/), revisado el 21-05-17.

 

Avanza sin Miedo, la primera asociación de menores víctimas de la violencias machistas.

Sin lugar a dudas la violencia de género deja otras víctimas que no siempre las vemos: menores. Por ello, desde nuestra Web saludamos la iniciativa de la Asociación Avanza sin Miedo. Os dejamos la noticia:

Avanza sin Miedo, la primera asociación de menores víctimas de violencias machistas

Se ha presentado en Madrid ‘Avanza sin miedo’, la primera asociación de menores víctimas de violencias machistas y afectadas por el Síndrome de alineación parental (SAP).

Presentación de la asociación Avanza sin Miedo / Fotos: AgustÍn Millán.

Lo ha presentado su impulsora, Patricia Fernández, de 19 años, una joven víctima de violencia machista.

Avanza sin miedo nace de la necesidad de visualizar a los menores víctimas de la violencia machista. Los menores no se ven representados en los medios de comunicación, ni tampoco en la sociedad. Tampoco se ven respaldados por las instituciones. Avanza sin miedo quiere de dar apoyo emocional y unir fuerzas, entre todos los menores víctimas de violencia machistas.

La asociación Avanza sin miedo, “nace de mi propia experiencia”, nos cuenta Patricia Fernández, su fundadora, “yo misma fui víctima de violencia cuando era menor, me di cuenta que no teníamos representación, ni ningún lugar al que pedir ayuda. El problema es que los menores no pueden pedir ayuda directamente. Yo ya soy mayor de edad. Y por esa razón me decidí a dar el salto y fundarla.

Los objetivos de la asociación Avanza sin miedo son amplios. “Intentaremos tener voluntarios especialistas que se encarguen de ayudar a las Victima y les presten ayuda”, nos cuenta Patricia

Por otro lado, en Avanza sin miedo, pedimos responsabilidades por los casos de menores que han sido asesinados por sus progenitores, cuando debían haber sido protegidos. “Queremos una aplicación efectiva de la ley, porque a pesar que las leyes mejoran, no se aplican correctamente”.

Compartimos los 25 puntos de Ve-la luz, especialmente en el tema del Síndrome De Alineación Parental. Es una de nuestras principales reivindicaciones, que se revisen estos expedientes en los que se ha aplicado el SAP. Los 25 puntos están pidiendo la protección de los menores y de las madres.

Para su fundadora, Patricia, a la asociación Avanza sin miedo, “se van a querer unir todos los menores víctimas de violencia machista. Yo, que estoy en contacto con más menores, recibo respuestas muy positivas y preguntas de cómo pueden ayudar, que podemos hacer”.

El problema es que al ser menores, tenemos que encargarnos los niños mayores de edad, de representarles. Está asociación es por y para niños. “Yo ya soy mayor de edad”, nos cuenta Patricia.

Avanza sin miedo está pidiendo que el SAP, “que es un síndrome falso”, no se aplique en la custodia y no sea llevado a las instituciones.

Podríamos definir que es el Síndrome De Alineación Parental, pero si lo hiciésemos daríamos voz a los que lo defienden.

Avanza sin miedo, no tiene ánimo de lucro y “necesita la ayuda de gente de buena fe”, solo cuenta con la ayuda de los familiares de la joven y de la asociación Ve-la luz, pretende “ofrecer a los niños víctimas un lugar donde acudir”. Explica su fundadora.

La presentación coincide con el asesinato de un niño de 11 años en A Coruña, a manos de su padre, cuando estaba en un régimen de visitas, acordado tras la separación.

Una lacra ya denunciada en los 25 puntos de la Asociación Ve-la luz, entre los que destacamos:

  1. El reconocimiento como víctimas, al entorno de las mujeres víctimas de la violencia de género.
  2. La Video-grabación de las declaraciones de los menores para frenar la re-victimización en los procesos por violencia y/o abusos. Reconocimiento del 100% de la orfandad a los/as huérfanos/as de las violencia de género.
  3. Revisión inmediata de aquellos expediente de mujeres víctimas de violencia de género en los que Grupos de Infancia o Menores haya intervenido separando a madres e hijos/as por motivos económicos. Reestructuración inmediata de la unidad familiar.
  4. El estado se hará cargo de las pensiones alimenticias de los menores para evitar el mal uso del maltratador en sede judicial, frenar el maltrato económico y desamparo del menor.
  5. El estado se asegurará de que ninguna mujer o menor pueda ser sometida a mediación con su agresor bajo ningún concepto, contraviniendo la Ley Integral.
  6. Se legisle prohibiendo la Guarda y Custodia de cualquier tipo, así como el Régimen de Visitas a favor de maltratadores, cuando hay indicios de Maltratos, y/o Abusos.
  7. Ante indicios de violencia de género no podrá ser aplicable el incumplimiento de deberes familiares ni la Custodia Compartida.
  8. Rechazado Síndrome de Alineación Parental” (SAP). Pérdida de la Patria Potestad para los Maltratadores, sin derecho a visitas.

Fuente: Diaro16 (http://diario16.com/avanza-sin-miedo-la-primera-asociacion-menores-victimas-violencias-machistas/). Revisado 15/05/17.

MICROMACHISMOS. Cómo nos explican las cosas los hombres

Hoy compartimos este artículo del País que nos ha parecido muy revelador:

Micromachismos. Cómo nos explican las cosas los hombres

 
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Paula Laborda: estudiante de filología hispánica. / “Cuando hablas con otras mujeres y compartes tus reflexiones te das cuenta de que no estás sola, de que todas estamos expuestas al machismo. No son asuntos personales, son políticos”, dice Laborda, de 19 años, que milita en el Bloque Feminista.

Interrupciones en las reuniones de trabajo, “olvido” de méritos y propuestas, invisibilidad en conferencias, infantilización. Actitudes sutiles catalogadas como neomachismo o micromachismos muestran que la discriminación persiste.

 CUENTA CONSUELO CASTILLA que a principios de los años ochenta, cuando lanzó su empresa de recursos humanos, llegaba un momento en que los directivos de las compañías con los que se reunía sacudían la cabeza y le preguntaban: “Muy bien, buenas propuestas, pero ¿dónde está tu jefe?”. Aquello, dice con una pequeña sonrisa, la marcó. “Es una frase que escuchaba a menudo”, recuerda. “Casi no había empresas lideradas por mujeres en España y ellos no podían entender que yo fuera la persona más importante de la mía”. Hoy, Castilla, de 62 años, es socia y presidenta del grupo AdQualis, que rastrea profesionales con talento para puestos de dirección. Su larga trayectoria comoheadhunter le ha permitido ver la evolución de la presencia femenina en el mercado laboral. Y el machismo, reconoce, no se ha evaporado.

“Antes era común que las compañías me dijeran: ‘No te enfades, pero no me presentes candidatas, preferimos a un hombre para ese puesto’. Pese a ello, yo siempre las incluía, aunque para que las contrataran tuvieran que ser el doble de buenas. Eso ya casi no sucede, ahora las empresas buscan talento sin importar el género. Sin embargo, sigue habiendo casos de machismo aunque ahora este sea más disimulado”, señala Castilla en uno de los despachos que su firma, radicada en Barcelona, tiene en Madrid. Casos como tener dos candidatos, un hombre y una mujer, y no querer promocionarla a ella pese a tener más preparación; como relegar a puestos de menor responsabilidad a una directiva que ha sido madre. “Todo con argumentos como que la mujer tiene los niños, que no podrá viajar tanto…”, lamenta. “Excusas, como se suele decir, de mal pagador”.

“ESTOS SESGOS INCONSCIENTES Y COTIDIANOS PERPETÚAN LOS ESTEREOTIPOS”, DICE LA CIENTÍFICA LÓPEZ SANCHO

El machismo, como el racismo, ha ido mutando. En el mundo occidental y desarrollado ya no es usual ese sexismo a voces que predicaba que las mujeres valen menos. Eso está mal visto. Hoy consiste en algo más soterrado, más sutil. “Los espacios de trabajo donde solo hay hombres ya son una excepción, o esa escena del franquismo en la que el hombre llegaba a casa y su esposa le ponía un coñac”, señala Laura Nuño, directora de la cátedra de Género de la Universidad Rey Juan Carlos. “Pero los varones siguen manteniendo un espacio de privilegios que reproducen y perpetúan a través de lo que se está llamando neomachismo o micromachismos”.

Micromachismos. Un término que el psicólogo argentino Luis Bonino empezó a utilizar en 1990 para describir un machismo “de baja intensidad”, “suave”, “cotidiano”. Un concepto para referirse a ese más oculto que se ha extendido, pero que disgusta tanto a Nuño como a otras muchas expertas, que sostienen que el término micro minimiza el problema. “A nadie se le ocurriría decir microrracismo, por ejemplo”, dice Nuño. “Es machismo, aunque, como estás constantemente expuesta a él en el proceso de socialización, lo naturalizas. Estamos en una cultura sexista, por eso es muy difícil que lo evidencies”.

Sin embargo, cualquier mujer que analice su día a día va a detectar esos detalles machistas, reflexiona la abogada Sara Marquina, empleada en una compañía financiera desde hace 15 años. “Yo me canso de ver paneles y conferencias en los que los ponentes son únicamente hombres porque no se han molestado en buscar a ninguna mujer a pesar del buen número de profesionales potentes que hay”, lamenta. “Y eso nos invisibiliza. La opinión de las mujeres se tiene menos en cuenta. He asistido a reuniones bochornosas en las que alguna de mis compañeras o yo hemos hecho alguna propuesta que ha sido ignorada y que, justo después, un hombre haya sugerido lo mismo y a él sí que se le haya escuchado. Me cansa también cuando un hombre te explica algo que no solo tú ya sabes, sino que probablemente manejes mejor que él. La última vez, ayer mismo, cuando un compañero quiso aclararme un asunto de seguros, algo que es mi especialidad y no la suya”, relata la abogada.

El colega de Marquina hizo un mansplaining, otro término anglosajón que se ha popularizado para describir esa situación en la que un varón explica algo a una mujer de una manera condescendiente o paternalista. Una palabra que puede sonar a parodia, pero que plasma –con mayor o menor acierto, aquí las opiniones de las expertas también difieren, porque algunas creen que puede minusvalorar el fenómeno– algo que es lamentablemente muy habitual.

“EN UNA SESIÓN EN LA QUE IBA A INTERVENIR ME LLAMARON ‘LA NIÑA’. TENÍA 50 AÑOS”, RELATA UNA CIENTÍFICA

A Paula Laborda también le han hecho mansplaining unas cuantas veces. O, por mencionar otro comportamiento común, la han interrumpido cuando daba su opinión. “En las clases o en las asambleas, a las mujeres se nos escucha menos y a veces nos vemos obligadas a tener actitudes masculinizadas, como levantar la voz o pegar un puñetazo encima de la mesa para que se nos tome en cuenta”, dice. Esta estudiante de filología de 19 años, que empezó a militar en el Bloque Feminista Estudiantil cuando llegó de su Zaragoza natal a la Universidad Complutense de Madrid, señala que es frecuente que los hombres monopolicen las conversaciones y levanten la voz por encima de la de las mujeres. Y no es solo su percepción. Hay estudios (como uno de las universidades de Princeton y Brigham Young) que han constatado que no solo los hombres suelen hablar más en las reuniones, sino que en estos entornos a las mujeres se las interrumpe más; incluso, otras mujeres.

Los datos constatan esa discriminación, resultado del machismo que aún pervive en la sociedad. Indicadores como la brecha salarial, por la que la mujer europea cobra un 16,5% menos, de media, por un trabajo de igual valor, según datos de Eurostat. Que ellas sufran más desempleo o que tengan trabajos de menor calidad. Que se sigan ocupando casi en exclusiva de las tareas domésticas y de los cuidados de la familia (en España dedican al día 2,5 horas más de media a las tareas del hogar, por ejemplo, según un estudio de Fedea). O el consabido techo de cristal que tanto está costando romper: solo un 17% de las consejeras de las grandes empresas españolas son mujeres, y solo el 3% de las consejeras delegadas (como acredita la misma fuente). Cifras que rebaten de plano la forma de machismo más habitual hoy día: el negacionismo. “Consiste en negar la desigualdad con frases como ‘qué queréis si está todo conseguido’ o negar incluso la violencia de género”, abunda la profesora Nuño.

Para todos los neomachistas y negacionistas, Laborda enumera una larga lista de casos de machismo cotidiano. “Se nota en algo tan natural como coger el metro y que el tío se siente ocupando el máximo espacio posible, demostrando que se ve superior, que el espacio es suyo, mientras que las mujeres nos vemos más retraídas y nos solemos sentar tratando de ocupar un espacio mucho más pequeño. O cuando nos dicen la habitual frase de ‘deja, que esto lo hago yo’; o cuando vas a un restaurante con un colega y a él le sirven la cerveza y a ti la Fanta de limón; o te ponen siempre la ensalada y la cuenta se la dan a él. O que, mientras estás aparcando el coche, el chico se baja y te da instrucciones. Por no hablar de cómo nos infantilizan a las mujeres y nos tratan como si toda la vida tuviéramos 15 años”, comenta.

La científica Pilar López Sancho también habla de esa infantilización. “Recuerdo una vez que en una sesión en la que me tocaba intervenir se refirieron a mí como ‘la niña’ y al científico que tenía a mi lado como ‘doctor tal’. Y yo tenía 50 años”, comenta esta física, investigadora del Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC y miembro de la Comisión de Mujeres y Ciencia. López Sancho reconoce que en su campo es difícil que una mujer admita que la discriminan por su sexo, pero los datos muestran la infrarre­presentación de las mujeres. “Y cualquier sociólogo que vea las gráficas de las diferencias entre la carrera de un hombre y una mujer, en forma de tijera, puede decir que hay algo que falla en el sistema”, abunda.

López Sancho cree que uno de los problemas de ese machismo cotidiano, constante, es el llamado “sesgo inconsciente” que perpetúa los estereotipos. Algo que han analizado varios estudios, como uno publicado por la revista Science en enero que revela que a las mujeres no se las suele asociar con adjetivos que denotan inteligencia o con profesiones de ciencia. Otro análisis, de la Universidad de Stanford (2014, conocido como el caso de John y Jennifer), muestra que tanto hombres como mujeres pagarían más a un varón que a una mujer con el mismo currículo.

UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE STANFORD, MUESTRA QUE TANTO HOMBRES COMO MUJERES PAGARÍAN MÁS A UN VARÓN QUE A UNA MUJER CON EL MISMO CURRÍCULO

Isabel Bernal Martínez, de 18 años, ha pasado varios meses investigando sobre los llamados micromachismos para una de sus asignaturas de 2º de bachillerato en el IES Infanta Elena en Jumilla (Murcia). Y ha reparado en ejemplos obvios de cosas que no cambian: desde la diferencia que hace la RAE entre “hombre público” (que tiene presencia e influjo en la vida social) y “mujer pública” (prostituta) hasta las divergencias entre los juguetes que se promocionan para niños y para niñas. “El machismo no solo es la violencia de género, que es como la cumbre, sino que está en el lenguaje, en los comportamientos, en las bromas”, relata. “Cosas que, como no son tan agresivas, no consideramos que puedan ser peligrosas, pero que sí lo son. Como cuando se les dice a los niños ‘los que se pelean se desean’, algo con lo que vas interiorizando que cuando un chico te tira del pelo o te insulta es porque te quiere. O como cuando el lenguaje asocia lo relacionado con la mujer con lo malo y lo masculino con lo guay, como esto es un coñazo o es la polla”.

Cuando Bernal presentó su trabajo en clase, muchos se incomodaron. “Es un tema muy serio y nadie se quiere ver reflejado. Eso por un lado es bueno, pero falta mucho por hacer para que los chicos asuman que tienen esas actitudes. Aunque es cierto que están empezando a identificarlas, todavía lo ven como algo lejano”, dice la alumna de Jumilla. Por eso, coincide Laborda, hay que identificar los casos. Señalarlos. Debatirlos. “El machismo hay que curarlo con educación feminista”.

 

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/micromachismos/

Yo nací libre: El discurso feminista de la pastora Marcela en el Quijote

Esta vez les dejamos un fragmento del Quijote, donde la pastora: Marcela realiza un discurso feminista sobre la libertad. Les gustará. Los hemos extraído de Mujericolas, echadle una mirada al este blog, está muy bueno.

Yo nací libre». El discurso feminista de la pastora Marcela en El Quijote

La libertad llevó a configurar la mayoría de los personajes femeninos de Don Quijote. Los principios de independencia y libertad rigen las vidas de las mujeres que aparecen en la mayoría de los capítulos que aparecen en la historia.

Entre las damas cultivadas y seguras de sí mismas, en donde se cumple de una forma más radical el pensamiento de un Cervantes anticipado a su tiempo, está el personaje de Marcela, que encabeza su manifiesto con el famoso grito: «Yo nací libre».

Marcela reivindica el privilegio de vivir sin trabas, sea soltera, casada u holgando a su antojo de lo que llama su libre condición.

Este que sigue es un fragmento de su discurso a los amigos del fallecido Crisóstomo, que se suicidó porque ella no lo aceptaba como futuro marido: «El cielo aún hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo que amar por elección es excusado. (…) Yo como sabéis tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de sujetarme (…) Y en diciendo esto, sin querer oír respuesta alguna, volvió las espaldas y se entró por lo más cerrado de un monte».

Cuando los amigos de Grisóstomo responsabilizaron a Marcela del suicidio del primero, que tomó la decisión de quitarse la vida por los desdenes de la resuelta doncella, Marcela, en la cima de una peña realiza un precioso discurso defendiendo su inocencia en aquella muerte y su libertad frente a la tiranía del amor.

Se trata de una perfecta pieza de oratoria en la que se efectúa una defensa de los derechos de la mujer en una época en la que esta se encontraba sometida, primero a su padre y, después, a su marido, que, casi siempre, se lo elegían sin su consentimiento.

Y es que según José Miguel Lorenzo Arribas “El discurso feminista de la pastora Marcela termina de una manera incomprensible en un contexto patriarcal: «tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel, ni burlo con uno ni me entretengo con el otro».

Marcela no tiene al varón como medida del mundo; ni siquiera se opone a él, como pretenden los machos que tratan de ridiculizar y zaherir las propuestas feministas. Simplemente, no reconoce como interlocutores a quienes solo ven en ella un buen partido, por sus riquezas, hermosura, y sexo.

Sólo don Quijote estuvo a la altura de las circunstancias. Si la liberación del galeote le ha valido fama de libertario, el episodio de la pastora bastaría para sumarle el calificativo de feminista.” El discurso feminista de la pastora Marcela – Centro Virtual …

Cervantes las pastora

Discurso de Marcela: «Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura; y, por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y, siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir “Quiérote por hermosa; hasme de amar aunque sea feo”. Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran; que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar; porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo; que, tal cual es, el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y, así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa; que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por sólo su gusto, con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda?»

«Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras. Y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que, cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito».

«El cielo aún hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo de amar por elección es escusado. Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su particular provecho; y entiéndase, de aquí adelante, que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque quien a nadie quiere, a ninguno debe dar celos; que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco, déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata, no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición y no gusto de sujetarme: ni quiero ni aborrezco a nadie. No engaño a éste ni solicito aquél, ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.»

La pastora Marcela [Cuento. Texto completo.]
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cervan/la_pastora_marcela.htm

Fuente: Las mujericolas (http://mujericolas.blogspot.com.es/2012/04/yo-naci-libre-el-discurso-feminista-de.html), revisado 30-04-17

«UN MALTRATADOR SE ESTÁ COCIENDO DESDE QUE TIENE TRES AÑOS»

Pamela Palenciano fue victima de la violencia de genero, pero logro cambiar su situación y ahora trabaja con jóvenes, intentando que ellos y ellas saquen lección de su experiencia.  Les dejamos con la entrevista  que  le realizó el Público.

“Un maltratador se está cociendo des5836cd4111200.19.142-0-706-703de que tiene tres años”

Pamela Palenciano fue víctima de la violencia machista en su adolescencia. Hoy, como superviviente, actúa en colegios e institutos con su monólogo ‘No sólo duelen los golpes’ para enseñar a los chavales a detectar las sutilezas y primeros síntomas de esta «enfermedad social».

Pamela Palenciano, durante la entrevista con Público. CHRISTIAN GONZÁLEZ

MADRID. -A Pamela Palenciano (Andújar, 34 años) se le cayó la venda de los ojos el día que entró en la consulta de una psicóloga que le dijo: «No sólo duelen los golpes». Acudió a ella varios años después de haber salido de una larga relación con Antonio, su novio de la adolescencia, y el hombre que intentó matarla en dos ocasiones.

Pese a todas las secuelas no sabía que aquello tenía un nombre, -violencia machista- y mucho menos que lo que le había sucedido no era por «ser la tonta que se enamora del malote del barrio», sino por ser mujer y vivir en un sistema que entiende y estructura el mundo en función de los privilegios masculinos.

No sólo duelen los golpes es ahora un monólogo impactante con el que Pamela recorre salas, colegios e institutos para enseñar a los adolescentes a detectar las sutilezas y primeros síntomas de esta «enfermedad social». A través del humor y el sarcasmo, Pamela narra su historia, se interpreta a ella y a su maltratador y, casi sin que el público se dé cuenta, va desvelando, uno a uno, los ingredientes con los que se cocina el caldo de la violencia con el que todos convivimos a diario. Y los chavales responden: «muchos se sienten identificados», asegura.

¿Qué hay debajo de las cifras de mujeres asesinadas?

Esa es la punta del iceberg de la violencia estructural. Nos llama mucho la atención la violencia física, desde una paliza a un feminicidio, pero en realidad todo lo que hay debajo somos muchas mujeres que hemos estado muertas en vida. Lo que hay detrás de esto es una sociedad patriarcal de hace más de 21 siglos. Eso que Luis Bonino llamó micromachismos y que yo ya no llamo micro. Es el machismo cotidiano al que estamos acostumbrados todos y todas: a que nos roben la palabra cuando estás hablando, o que digas una idea e inmediatamente: “si pero…”. Una cosa que vas normalizando y que son bromas, y de la broma pasa a “te lo digo con cariño, como piropo”… Eso va aumentando y no te das cuenta que forma parte de la base de abajo.

El machismo es una forma de entender el mundo… ¿Somos en parte todas y todos víctimas de ese sistema?

Un tío que mata a su mujer no se levanta un día y dice: “Yo hoy la mato”. Eso está hecho desde que era un moco, desde que tenía tres años se está cociendo ese maltratador. No es una enfermedad, no es una patología. El que tiene a la mujer en su punto de mira es por una enfermedad social, no mental. Todos somos víctimas del patriarcado, hombres y mujeres, sí.

En tu monólogo narras tu historia, pero apuntas también a una violencia que germina en la educación, en el lenguaje, la familia, la cultura…

Mi monólogo lo pasé de una historia personal a algo político cuando descubrí, gracias a los feminismos, que lo que yo había pasado no era por ser de un pueblo pequeño de Andalucía, por tener 12 años o porque mis padres fueran trabajadores de clase obrera como me dijo una vez un psiquiatra… Me sentía muy culpable, yo decía: “Soy gilipollas, me he enamorado del malo del parque y me ha pasado todo esto por tonta”.

“El machismo es una enfermedad social, no mental”

Cuando yo entendí a nivel político que esto me pasó por ser mujer y que había una estructura machista debajo de todo… por eso mi historia es al final una excusa para hablar de la violencia machista en su estructura.

¿Sirve la Ley contra la Violencia de Género y el 016 para atajar el problema?

A final la ley es un papel. Quienes la aplican son tíos y tías que por más sensibilización que le den, me da terror de cómo ven a las mujeres. Entras a denunciar y es como: “Esta a ver qué quiere”. Esperan de nosotras que seamos la del ojo morado. Hay una imagen en nuestra cabeza de mujer maltratada como escondida o como achicada. ¿Qué pasa con el 016? Lo mismo. La campaña está muy bien, pero luego se subcontrata y se subcontrata y se subcontrata a una empresa que regaña a los trabajadores por pasarse más de 10 minutos hablando con una mujer… ¿Qué coño vas a resolver en 5 minutos? Al final ves cifras, no personas. La ley está bien pero la aplican personas que no están concienciadas de verdad.

Se supone que ahora hay más concienciación. Pero los datos muestran que la violencia está cada vez más presente en relaciones entre adolescentes y jóvenes.¿Qué pasa?

Que ahora los jóvenes hablan también. No es que antes no pasara, es que antes no hablábamos de este tema. A mí me pilló en los 90 y no lo hablé, pero luego resulta que no era la única de la pandilla, fuimos varias. Gracias a que se habla más las criaturas responden, y lo bueno es que lo reconocen y llaman al 016 y suben las cifras.

“El patriarcado no sólo son hombres, sino mujeres queriendo ser como hombres”

Ahora, las campañas son una cosa y lo que las criaturas ven luego en sus casas, en las redes sociales, en la música que escuchan o lo que ocurre los fines de semana cuando salen a la discoteca, es otra. Hay una identidad masculina y femenina que todo el tiempo se está permeando de violencia, de que hombre significa “cuantas más te folles mejor”, y ellas es: “Sí, yo como soy igual que ellos me puedo acostar con cualquiera pero me siguen llamando puta si se enteran mucho”. Hay cosas que no se mueven.

¿Y cómo se corrige eso?

Para mí la respuesta está en poner la mirada en los victimarios, en los chicos. Para que esto acabe hay que poner el punto de mira en quien está ejerciendo la violencia también. Porque estamos generando una idea de libertad femenina falsa. Cuando hablamos de patriarcado es masculino, pero masculino no sólo son hombres, sino las mujeres queriendo ser como los hombres. Hay que acabar con toda la estructura, esto es lo complejo. El poder es masculino, el éxito es masculino, pero cuando las tías entramos en ese mundo se nos olvida todo y tenemos que ser como ellos: si un tío hace tal cosa, yo también, en todos los sentidos, fuerza, sexualidad, imagen… me salto un montón de normas, dejo de sentir mi cuerpo y me someto a todo para tener éxito.

Tú trabajas sobre todo con ellos, con los adolescentes. ¿Cuándo y por qué decides empezar a contarles tu historia?

A mí me dio mucha rabia sentir que me perdí mi adolescencia. Me dio muchísima rabia. Y la rabia es la emoción que nos han negado a las mujeres per sé, y es tan potente como el amor. Y mi punto fue que yo quería contar esto a nenes y nenas que están en la edad que yo tenía, para que no les pase, ese fue mi motor.

«La primera vez que hablé de esto me inflé a llorar»

La primera vez que hablé de esto fueron 12 minutos, y me inflé a llorar. Para ver lo que ves ahora en el monólogo he llorado mucho, me costaba hablar de mi ex, ni siquiera decía su nombre, decía mi ex, y hablaba muy enojada de mí. Ahora el teatro me ayuda a poner esa risa para que no sea tan duro. El público que adoro son los adolescentes, porque veo tanta sabiduría, y tanta libertad y tanta verdad en sus preguntas… con los adultos me cuesta más, cuando uno va creciendo se va llenando de filtros, de ideas. Ellos están enteros…

¿Y cómo reaccionan? ¿Se caen muchas vendas?

La mayoría de chicas se sienten identificadas. De un aula de 100, un mínimo de 10 sale llorando… y cuando lloran es por un caso personal o de su pareja o de su madre. Los chicos siempre habían ido en plan rebelde, se mosqueaban conmigo porque les pongo el espejo delante del chulo-piscina, pero últimamente tengo la inmensa suerte de que los malotes de la clase entran con la capa y al final reconocen ser victimarios. Últimamente me encuentro con muchos chicos que me dan las gracias y me dicen: “Me acabo de ver en él y menos mal que estoy a tiempo de cambiar”. Claro, te hablo de uno o dos de los otros 50 que se van, pero para mí son muchos. Para mí sentir que hay un tío o dos que puede cambiar es como… mira, una vida más fuera de esto.

Cuando vas a ver el monólogo te ríes. Utilizas el humor como herramienta para narrar todo esto, pero tu objetivo es incomodar…

Antes, cuando lo hacía desde la rabia, no incomodaba tanto, la gente salía más mosqueada que incómoda. Me exponía mucho y la gente al final me atacaba a mí: “¿Por qué no lo dejaste antes?” Nadie hablaba de él. Con el humor lo que consigo es: “sí, tú ríete, ríete, que conforme pase el monólogo verás la risa dónde te va a llegar, porque te estás riendo al final de tu vida, no de la mía”.

“Para que la violencia acabe hay que poner la mirada en quien la ejerce”

A través del humor es como darle la vuelta a todas esas cosas, es un humor para pensar, más negro pero también más intelectual. Si yo hablo de la cosificación del cuerpo de las mujeres me ven como la plasta que viene a darme la charla. La gente reflexiona más con el humor, porque la gente dramas no quiere.

Hay algo de lo que hablas que apenas se conoce: las secuelas, el después. Tú cuentas cómo tu experiencia afectó en tus relaciones posteriores, cómo habías asumido ciertas conductas como “normales”, cómo un día te diste cuenta de que te habías transformado en Antonio y ejercías la violencia también… ¿Se puede revertir esto?

Yo aprendí un modelo de amor en el que alguien controlaba a alguien, o en el que siempre había uno que tenía un carácter que tiraba más del otro. Cuando yo me encuentro un tío al que no le importa que yo lleve faldas cortas o largas, que no le importa si pasamos dos días sin vernos porque yo estoy apurada, pensaba: “Este no me quiere, no me quiere. Llevo cuatro días sin verle, está con otra”. Toda esa idea de que amar es que estén encima de ti todo el rato. Tú aprendes esa forma de que te amen. Cuando descubro eso se me cae el mundo, porque pensaba que las secuelas eran solo sueños, pesadillas, cosas en el cuerpo… Luego me fui al Salvador donde conocí a mi actual pareja, con el que hemos trabajado muchísimo para no caer en esos roles, ni yo ni él.

“Aprendí un modelo de amor en el que siempre alguien controlaba a alguien”

No se habla de esto porque nos cuesta mucho reconocer la violencia que sí ejercemos las mujeres con quien podemos. Hablar de la violencia que ejercemos las mujeres, a nivel de políticas de igualdad o de los movimientos feministas, es un tema muy tabú. Reconocemos los privilegios que tiene un color masculino, que no siempre están en un cuerpo de hombre.

Fuente: Christian González. El público (http://www.publico.es/sociedad/maltratador-cociendo-tres-anos.html).

5 ejemplos de violencia simbólica

La violencia puede tener distintas expresiones, os dejamos éstas que nos llegan de la web de Afrofeminas:

5 ejemplos de violencia simbólica

Young black woman with afro hair style

La violencia simbólica es un concepto acuñado por Pierre Bourdieu en la década de 70 y se utiliza para describir una relación social donde el “dominador” ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente directa en contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian y/o son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son “cómplices de la dominación a la que están sometidos” (Bourdieu, 1994).

Esta violencia está interiorizada y naturalizada hasta el punto de que creemos que las cosas “siempre fueron así” y por lo tanto, nuestros valores y lugares dentro de la sociedad serían no solo incuestionables, sino también inmutables.

En los medios de comunicación, es violencia simbólica todo lo que refuerza los estereotipos, pues están poniendo a cada uno “en su sitio”, todo el que es capaz de estigmatizar es responsable del pensamiento segregacionista, todos los segregados son “distintos a mi” y vistos como menos personas en el inconsciente. Cuanto menos persona se es, menos derechos y más susceptible se vuelve uno a los abusos en todas las esferas.

Pincelemos unos ejemplos de la violencia simbólica patriarcal como ejercicio de reflexión:

1) Enseñando a la mujer en situaciones de subalternancia y/o violencia

No basta que un porcentaje tan significativo de las pelis no pasen el test de sexismo, la última fue una campaña de divulgación en vallas publicitarias de la nueva película de X Men: Apocalipsis. El cartel de estas vallas, divulgado en junio de 2016 en Los Ángeles y Nueva York, circuló por las redes sociales y recibió diversas críticas feministas por promover la violencia contra la mujer. La campaña fue acusada de estar fuera de contexto al enseñar a Mística siendo estrangulada por su antagonista Apocalipsis. La frase de cartel reza: “Solo los fuertes sobrevivirán.”

La 20th Century Fox, responsable de la película se vio obligada a disculparse. Retiraron la escena de la película en que Mística era estrangulada y justificó el cartel diciendo: “En nuestro entusiasmo en enseñar la villanía del personaje Apocalipsis, no reconocimos inmediatamente la connotación perturbadora de esta imagen en la forma impresa”. Nótese que solo hubo preocupación por la imagen de Apocalipsis, nada se habló sobre la de Mística.

La 20th Century Fox, responsable de la película se vio obligada a disculparse. Retiraron la escena de la película en que Mística era estrangulada y justificó el cartel diciendo: “En nuestro entusiasmo en enseñar la villanía del personaje Apocalipsis, no reconocimos inmediatamente la connotación perturbadora de esta imagen en la forma impresa”. Nótese que solo hubo preocupación por la imagen de Apocalipsis, nada se habló sobre la de Mística.

2) Diciendo a las mujeres que sus cuerpos no son suficiente buenos y que necesitan ser moldeados/camuflados

Sujetadores push-up que nos sugieren que nuestros senos deberían ser a prueba de la gravedad. Cremas para arrugas y tintes de pelo que insinúan que la edad es algo a ser disimulado a todo coste. Tacones, porqué siempre podemos parecer más larguiruchas y elegantes. Maquillajes que borran pecas, nos cambian el tamaño de los ojos, afinan nuestros rasgos. La “operación biquini” que no significa otra cosa sino que una mujer que no parece perfecta no es digna de enseñar su cuerpo con orgullo.

La gran novedad en este campo son los dilatadores de labios por succión. Estas ventosas se llevan comercializando varios años, pero alcanzaron la popularidad este año gracias a un reto planteado en las redes sociales.

laViolenciaSimbolica2

3) Restringiendo la movilidad de las mujeres

Otra manera de hacer de las mujeres prisioneras de sus propios cuerpos (y de la propia condición de mujer) es limitando sus movimientos. El burka es el ejemplo gráfico más sencillo, entretanto, la ropa femenina occidental está creada y sirve más bien para realzar nuestra figura, e identificar quienes somos dentro de nuestra sociedad, que para vestirnos.

Así, se habla nuevamente de los tacones, de la ropa ajustada, de las faldas desproporcionadas que se les ponen a la niñas diciendo “estate al caso, cierra las piernas, pórtate como niña”. Las bragas hechas de material pobre y desechable, que en conjunto con los pantalones ajustados contribuyen a una mala salud vaginal porque no están pensadas para nuestro bien estar, y si, para que seamos deseables para ellos.

Otra manera de restringir la movilidad de las mujeres es determinando qué sitios deberían ocupar y “sugiriéndolas” a cuales pertenecer, y como dice Irantzu Varela, “nosotras queremos la mitad de todo. Siempre que no seamos la mitad, se debería preguntar el por qué”.

La mujer también tiene su movilidad restringida cuando se cuestiona si va a viajar sola, cuando las jóvenes son advertidas de lo que hacer y no hacer para no “ganarse” mala fama, cuando en la denuncia de una violación, se pregunta a la víctima que ropa llevaba, y así en tantos otros ejemplos.

4) Por un lenguaje tradicionalmente machista y racista

Doy por hecho que vosotras que leéis Afroféminas conocéis la fuerte representación del patriarcado través del lenguaje castellano. ¿Pero, ya os fijáis en las palabrotas?

Hablando de palabrotas, os invito a pensar como la palabra “coño” tiene su significado degenerado cuando es utilizada como expresión de insatisfacción cotidiana, y cuanto exprime una violencia simbólica hacia las mujeres, naturalizando el “coño” como una cosa vulgar, banal y despreciativa.  Las palabrotas y tacos que descalifican a las mujeres con connotaciones sexuales tienen una gran representación, vale la pena cuestionar por qué las seguimos repitiendo si comprendemos ya su origen ideológico.

Las bromas que utilizan los estereotipos como muleta para hacer reír, sin considerar que estos chistes están anclados en determinados valores y prejuicios solidificados en la sociedad, son tan desagradables como las expresiones racistas estilo “moro”, “sudaca”, “negrata”, “trabajar como un negro”, “trabajo de chinos”, “ir hecho un gitano”, “feliz como un enano”, etc. que aunque no sea la intención de quien las usa, exprime igualmente un discurso ideológico. Hacerse consciente de lo que se dice también es empoderamiento.

5) Por la manipulación de la historia e invisibilidad de las minorías

La hegemonía patriarcal blanca desde siempre necesita reafirmarse. Nuestra sociedad se sustenta tal y como la conocemos también por enseñar al hombre blanco como el gran pionero, así como a sus elementos biológicos, culturales e incluso morales, justificando de esa manera no solo su posición y privilegios, sino también el dominio social y político.

Ejemplos clásicos serian la representación de un Jesús rubio de ojos azules y también la representación cinematográfica de los egipcios como a una cultura blanca en medio del desierto africano. En el propio sentido ideológico de lo que es civilización y en lo que entendemos como salvajismo, donde queda implícito quienes son los “buenos” y quiénes son los “malos”.

Representación de la llegada de Cristóbal Colón a las islas caribeñas en 1494, fijaos en la aura divina y de autoridad con que retrataron a Colón, además, todos los europeos están de pie, mientras la postura corporal de los indios es de sumisión y servilismo, uno, incluso, está de rodillas

Así, el patriarcado blanco determina lo que es deseable dentro de una cadena de valores y todas las demás personas ajenas a él, se vuelven un poco menos personas, ya que son recreadas a través de la mirada de éste para que asuman papeles y posiciones sociales que les son otorgados.

No ser consciente de que se vive en una sociedad que actúa con un sistema de privilegios permite que ellos sigan existiendo, ya que los privilegios siempre se obtienen a costa de los derechos de alguien.

Fuente: Afromeminas (https://afrofeminas.com/2016/08/26/5-ejemplos-de-violencia-simbolica/) revisada 16-04-17