Nos preocupa el espejismo de la igualdad, la percepción de que la desigualdad de género es cosa del pasado o de otros países, quizás pensando que una igualdad formal (reconocida en la ley) equivale a una igualdad real (efectiva, palpable), cuando lo cierto es que la primera es fundamental para la segunda, pero no la garantiza. Y es un hecho que podemos constatar todos los días.

La esfera pública es la del poder y la distribución de los recursos, del prestigio y el reconocimiento de los iguales. Sin embargo, todos los estudios ponen de relieve la la discriminación de las mujeres en el espacio público.

 Queremos darte solo algunos ejemplos:

  • Las universitarias suponen un 54,1% del total y su rendimiento en títulos de grado y master supera al masculino en diez puntos porcentuales. Las chicas suspenden (27%) menos que los chicos (36%). En cambio, el paro femenino dobla al masculino.
  • Además, un 61,1% de los lectores de tesis de menos de 34 años corresponden al género femenino. Aún así, solo el 16,8% del total de las cátedras están ocupadas por catedráticas, un dato muy bajo comparado con la prevalencia de estudiosas de calidad en nuestro país.

Una chica/mujer apta para desempeñar un trabajo no siempre recibe el mismo trato que se le da a un chico/hombre. Muchas tienen que someterse a entrevistas de trabajo en las que se las somete a preguntas de índole personal que jamás les hacen a los chicos/hombres: si tienen novio, si piensan casarse y quedarse embarazadas o directamente no las emplean si dicen que ya están embarazadas. ¿Conoces a alguien que haya pasado por este tipo de interrogatorios que atentan contra sus derechos humanos?

Según un informe de UGT, de los casi dos millones de trabajadores que cobran como máximo 645 euros brutos mensuales, un 67% son mujeres. Lejos de reducirse, la brecha salarial entre hombres y mujeres parece haberse estancado y se sitúa ya en el 24%, la más alta de los últimos seis años.

  • El salario medio anual de una mujer es un 22% más bajo que el de un hombre. Además, un 15,2% recibe el salario mínimo o menos, frente a un 5,6% en el caso de los hombres. .
  • Entre 2009 y 2015, la tasa de desempleo ha afectado a toda la población, pero no por igual. La cifra de las mujeres ha crecido 5,42 puntos, mientras que la de hombres sólo ha aumentado 3,13 puntos.
  • La precariedad en femenino. Según la Encuesta de Población Activa de 2014, la tasa de ocupación de las mujeres es el 46% del total mientras que los hombres representan el 54% y Además, los hombres ocupados a jornada completa suponen el 60% del  total  frente al 40% de mujeres. En cambio, en el caso de la jornada parcial, las mujeres son el  73% frente al 27% de  hombres.

Las investigaciones sobre el mercado de trabajo han evidenciado las múltiples discriminaciones que sufren las mujeres en el mundo laboral. Tanto directas como indirectas. Trabajan en el mercado asalariado en mucha menor medida que los hombres, ocupan puestos en las categorías inferiores y perciben remuneraciones más bajas por el mismo trabajo.

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¿Cuántas mujeres conoces que dediquen parte de su tiempo de ocio a las tareas del hogar? ¿Te viene a la cabeza alguna mujer que haya cogido una temporada de descanso en el trabajo para cuidar de sus hijos/as? Estas situaciones que vemos constantemente en nuestra vida diaria son solo dos ejemplos de desigualdad entre hombres y mujeres, que no solo se extienden al ámbito laboral y doméstico, sino a muchas otras áreas.

Las mujeres que se han incorporado al trabajo asalariado tienen que sufrir una «doble jornada laboral», trabajando dentro y fuera del hogar, debido a la falta de un reparto equilibrado de las responsabilidades familiares entre mujeres y hombres que favorezca y ayude a consolidar una distribución no sexista de las tareas domésticas.

Este trabajo que no sólo comporta cargas físicas sino psicológicas y morales (el cuidado de niños, mayores y enfermos) se puede extender durante las 24 horas del día, sin remuneración ni vacaciones. De ahí que el trabajo doméstico se haya definido como «la jornada interminable».

 

  • En cuestiones de conciliación también se aprecia una brecha importante. El 82,2% de los desempleados que eligen esta situación para cuidar a hijos/as menores de 14 años son mujeres. En el caso de que solo decidan realizar un recorte de jornada, el 97,3% de los ocupados a tiempo parcial por estos motivos son mujeres. Además, las cifras relativas a personas que han dejado de ejercer por un periodo mayor de un año con motivo del nacimiento de un hijo/a también son esclarecedoras: el porcentaje es de un 7,4% de hombres y un 38,2% de mujeres.
  • Las tareas del hogar se reparten también de forma poco equitativa. En general, las mujeres dedican una media de 4 horas y 29 minutos a poner a punto su casa, mientras que los hombres solamente una media de 2 horas y 32 minutos.

Lo mismo ocurre en el ámbito de la participación política y los centros de poder. Basta con echar una mirada a los telediarios, y observar la composición del gobierno, el tribunal constitucional, la cúpula militar, la banca, las grandes empresas, la CEOE o los sindicatos.

  • En España, el ámbito económico continúa siendo un espacio mayoritariamente masculino. En 2014, el porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las empresas del IBEX 35 sólo era el 16,88%.
  • También en política podemos ver la desigualdad entre ambos géneros. En 2015, el porcentaje de mujeres en el conjunto de cargos ejecutivos de los partidos políticos era del 34,9%. De los trece ministros del gobierno, solo cuatro son mujeres. lo que representa el 30,8%. en el Consejo de Ministros Además, los presidentes del Congreso y del Senado son del género masculino. En el ámbito autonómico (17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas), únicamente seis son mujeres (21%).

Para ejercer los mismos derechos, además del reconocimiento legal, se han de tener las mismas oportunidades reales en la sociedad. Es importante que chicas y chicos, hombres y mujeres seamos conscientes de estas situaciones, las denunciemos y luchemos contra ellas cuando esté en nuestras manos. Desdichadamente, todavía queda mucho camino por recorrer.

 ESTAS DESIGUALDADES COLOCAN A LA CHICA/MUJER EN UN SITUACIÓN VULNERABLE FRENTE A LA VIOLENCIA MACHISTA

 

Fuente:

   Mujeres y Hombres en España,  Instituto Nacional de Estadística

– OXFAM Intermón